Cuando nos preguntan qué nombre de ciudad encaja mejor con su forma de ser, nosotros siempre pensamos en Faro, una de las localidades más meridionales de Portugal. La luz inunda cada rincón de sus calles, alegrando a sus habitantes y a los viajeros que se dejan caer por allí. Su encanto alcanza tal grado que se trata de la tercera ciudad más visitada del país. Un reconocimiento que no nos extraña para nada.
Faro es la capital del Algarve, una de las regiones favoritas en verano. Sin embargo, esta ciudad recibe más turismo el resto del año, gracias a un patrimonio cultural donde se funden las huellas de varias civilizaciones.
Su origen data del siglo III a.C. y fue un epicentro comercial importante en la zona durante el Imperio Romano. Posteriormente, durante la etapa musulmana, se reforzaron las defensas con una nueva muralla de la que aún se conserva una puerta. Ya en 1249, el rey Alfonso III de Portugal conquista Faro, que se convierte en capital del Algarve en 1830.
Los tesoros culturales que esconde la Cidade Velha
Así se conoce al casco histórico de la ciudad, donde abundan las calles empedradas y las casas encaladas o con la característica cerámica portuguesa. Merece la pena perderse por aquí y descubrir el alma que hace de Faro un destino tan atractivo.
Recorriendo sus calles estrechas, llegaremos hasta la zona más amplia del Largo da Sé, donde nos recibirá la Catedral. Merece la pena subir al campanario y disfrutar de las vistas que nos brinda de toda la ciudad y la Ría Formosa. Por si no lo sabéis, existen más Capelas dos Ossos en Portugal, aparte de que se encuentra en Évora. Una de ellas está en Faro, dentro del recinto que pertenece a la Iglesia de Nossa Senhora do Carmo, junto a la Catedral. Cientos de calaveras se superponen en las paredes y el techo de la capilla, dando un aspecto espeluznante pero muy curioso de ver.
Para seguir descubriendo la cultura de Faro y su influencia en la historia de Portugal, no puedes perderte el museo de la ciudad, dentro del antiguo convento de Nossa Senhora da Assunçao.
Como pista para llegar al centro histórico, debes saber que este está delimitado en buena parte por la muralla medieval. Por desgracia, una buena parte se perdió en el terremoto de 1755, pero aún se conservan algunos trazos como la ya mencionada puerta de la época musulmana. Una de las partes que queda en pie se asoma a la ría, por lo que os recomendamos ir por allí para pasear entre historia y naturaleza.
El entorno natural de la Ría Formosa
Una vez recorrido el centro de Faro, nos vamos a ir hasta su joya natural: el Parque Natural Ría Formosa. La oferta de este paraje es muy completa en sus 60 km de extensión entre Faro y Tavira. Los amantes de la naturaleza pueden hacer todo tipo de actividades como paseos a pie o en bicicleta, avistamiento de aves o navegación en kayaks. Y, por supuesto, ir a descansar a la playa.
En el caso de Faro, los viajeros suelen ir por la oferta cultural y eligen los municipios cercanos para tomar el sol y bañarse. Sin embargo, la capital del Algarve también tiene sus propias playas. En la isla de Culatra se encuentran algunas de ellas, con la posibilidad de bañarte en la ría o en el Atlántico, según la zona a la que vayas. Podéis ir en bote desde el entorno de la ciudad.
¿Cómo visitar Faro, en Portugal, con autocaravana?
Para completar nuestros consejos antes de ir a Faro, os vamos a contar dónde podéis pernoctar con vuestra autocaravana, caravana o camper. En Áreas Autocaravanas contamos con un nuevo espacio en el Algarve. Se trata de Mikki’s Place to Stay.
Los propietarios de este espacio son amantes del arte y la naturaleza, por que la oferta que os bridan en sus instalaciones resulta perfecta para aquellos que queréis visitar Faro por esa combinación de posibilidades.
Entre ruta y ruta, en Mikki’s Place to Stay podéis participar en todo tipo de talleres artesanales, actividades en plena naturaleza o bañaros en su piscina.
Seguro que disfrutaréis al completo de este plan que os proponemos en el Algarve portugués.
0 comentarios