Sevilla, la ciudad más visitada de Andalucía, nunca falta cuando planeas tu viaje de verano. Ni que decir tiene, que lo que más temes es la «caló» de meses estivales. Pero sin exagerar, Sevilla en verano no es el infierno y los 40 grados a la sombra son simplemente una seña de  identidad más.

A pesar del calor,  razones no faltan para visitar Sevilla en verano, además este año todas las previsiones metereológicas apuntan a temperaturas más suaves, o menos calor del habitual en estas fechas.

¿Y que hacer en verano en Sevilla?

Te apuntamos varias recomendaciones:

Visitar los monumentos de la ciudad sin largas esperas

Durante todo el año por el centro no falta la imagen de multitud de turistas haciendo cola en la catedral, en el Alcázar, etc. la de tiempo de espera muerto que entrañan las visitas a los monumentos turísticos populares.

Esto no pasa en los meses de verano, ya que son “temporada baja” en el turismo de la ciudad, y es que los visitantes suelen elegir la primavera para trasladarse a la capital andaluza.

La parte positiva. La ciudad está más tranquila, hay menos colas, y las fotos te quedan estupendas sin tanto turista a tus espaldas.

La Velá de Santa Ana

Si hay un barrio famoso por excelencia como prototipo de la sevillanía más pura, ese es Triana. A finales de julio (del 21 al 26) cada año tiene lugar en la calle Betis, en uno de los márgenes del río Guadalquivir, una verbena en la que se puede disfrutar de la auténtica magia de Sevilla: flamenco, sardinas asadas y buen ambiente la hacen de paso y repaso obligado si se está en la ciudad esa semana.

Ver una película en los cines de verano

Sacando partido a que las noches son más apacibles, en ellas surgen muchos de los mejores planes. En Sevilla hay numerosos cines de verano (al aire libre), con ambigú y películas de actualidad, documentales, VOS, etc

El clásico: el que se instala en la Diputación de Sevilla, junto al Puente de los Bomberos. Su precio es de unos 4 euros y un par de semanas antes de dar comienzo suele publicar la cartelera completa en su web.

El secreto: dentro del Parque de María Luisa (un oasis en Sevilla en verano) se encuentra un bar quiosco con mesas que en los meses de calor coloca un proyector en un estilo mucho más compadre y te sirve tapas durante la reproducción, por lo que solo pagas por las consumiciones. (El año pasado a última hora cancelaron la programación por incidencias, así que estamos a la espera de novedades para 2018).

Chapotear en Agua Mágica, el parque de Sevilla en verano

Sevilla tiene un parque de atracciones llamado Isla Mágica, ambientado en el Descubrimiento de América y los piratas. Desde hace un par de años, han abierto otro parque más, acuático, con piscina de olas, toboganes, donuts gigantes… vamos, el plan perfecto para pasarse el día a remojo.

Embrujarte con las Noches en los Jardines del Alcázar

Entre junio y septiembre tienen lugar cada noche (menos los domingos) conciertos en el mejor de los escenarios posibles, y es que si de día sorprende, el Alcázar de Sevilla de noche enamora.

Los estilos musicales abarcan casi todo los gustos: música antigua, clásica, música del mundo o flamenco son algunos de los tipos de melodías de los que podrás disfrutar en este entorno tan fresco e íntimo.

Hacer un crucero hasta Sanlúcar de Barrameda

Entre los meses de mayo y septiembre, cada fin de semana salen cruceros desde la Torre del Oro a Sanlúcar (Cádiz), surcando aguas como ya hiciese Juan Sebastián Elcano o el propio Cristóbal Colón. Agarra el timón y plántale cara a la ola de calor.

Una vez en Sanlúcar, a tomar Manzanilla y  marisco, todo un lujo.

Ir de rebajas

Julio y agosto son meses fabulosos para ir de tiendas aprovechando las rebajas de verano. La idea es utilizar la ocasión para visitar la calle Sierpes, una de las calles clásicas comerciales del centro de Sevilla, donde colocan lonas para dar sombra a los viandantes.

¿Porqué este verano es mas suave, por no decir más fresco que otros?

En 1816 El Monte Tambora, un volcán situado en indonesia, provocó una pequeña edad de hielo que comenzó a notarse catorce meses después de la erupción, que dejó sin verano al mundo en 1816 .

Cuentan que la nube de partículas bloqueó la luz solar y produjo tres años de enfriamiento planetario. Tanto fue así, que en junio de 1816 en Nueva York hubo una gran tormenta de nieve y que el granizo no cesó de caer en Londres durante todo el verano.

Podría pensarse que hay cierto parecido con lo sucedido aquel año más aún cuando, en Guatemala, ha entrado en erupción el Volcán de Fuego. Sin embargo, esta anomalía no puede compararse en ningún caso con la de 1816.

En España, el verano de 1816 registró numerosos días de frío y tormentas de granizo. Se le conoció como «el año sin verano».

En la década de los 70 del siglo pasado ya hubo veranos frescos y que lo que ocurre ahora, pese a que está siendo persistente, forma parte de la variabilidad climática característica de la Península Ibérica, sobre todo en Sevilla, donde «nunca hay un año igual» en cuanto al tiempo.

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